martes, 20 de agosto de 2013

Entrevista a Alejandro Ros

Ros es el diseñador gráfico de la tapa de muchos discos que nos compramos en los últimos 15 años. De Soda Stereo a Divididos, de Babasónicos a Damas Gratis, de Spinetta a Leo García, de Fito Páez a Juana Molina: Ros tiene la capacidad para capturar la esencia de lo que se escucha, estampar su sello en el diseño y, al mismo tiempo, volverse invisible.  


Alejandro Ros fantaseaba con hacer tapas de discos desde su adolescencia en Tucumán. Sus primeros trabajos fueron para el estudio de Sergio Pérez Fernández hasta que en 1988 se largó solo. En esa época conoció a Daniel Melero en un recital de La Mona Jiménez y fue él quien lo puso en línea con Soda Stereo y toda la fauna de músicos de lo que luego sería el nuevo rock de los ‘90.
Ros es consciente de que la tapa es un argumento de venta y de que es más fácil promocionar o vender algo cuando contiene una imagen. 
Además de hurgar en la subjetividad de muchos músicos y sacarles lo mejor de sus entrañas para el arte de sus discos, Ros diseña las tapas de los suplementos Soy, Radar y Las 12 del diario Página 12, para los cuales utiliza el mismo método minimalista para comunicar: tipografías comunes y fotografías casi sin retocar salpicadas de altas dosis de ironía, erotismo y humor. A través de todos estos componentes, no sólo logra transmitir la trama compleja de un artículo, un disco, un artista y un contexto, sino que también sacude algunas pelucas.

Las ideas para las portadas son producto del diálogo, de la relación con el artista, por eso Ros puede trabajar tanto para Miranda como para Juana Molina, a pesar de que sus estéticas no tengan nada que ver. «Los artistas son artistas porque tienen un ego gigante, pero son inteligentes y saben cómo disolverlo para poder trabajar», explica. «Yo decido, por ejemplo, no ponerlo en la tapa y el artista está de acuerdo. O, a veces, ellos mismos no quieren aparecer en la tapa. Spinetta nunca quiso».
En Privé aparece en la tapa.
- Y en Peluson of Milk, ninguno más.
¿Cuánto hay de empatía a la hora de decidir con quiénes trabajar?
- Algo de onda tengo que tener, si no, no sale.
¿Te pasó que no saliera?
- Sí.
¿Por qué no te gustaba lo que hacía?
- O porque no tenía onda con el otro, con un cliente, con un músico. No es una fórmula, porque no es diseño corporativo o señalética, que tiene un programa de diseño. El resultado de esto es más inesperado, depende de muchas cosas.
¿Cuál fue el trabajo que más disfrutaste?
- Me divierto más haciendo las tapas de Juana Molina porque las hacemos entre los dos, solos, en su casa. Yo hago las fotos y es como un juego sin tanta gente involucrada en el medio. Me divierte más el trabajo de a dos. Con Spinetta también estábamos los dos solos, o a veces con el fotógrafo, Dylan Martí. 
Babasónicos es un equipo numeroso, sin embargo, en “Miami” llegaron a una síntesis perfecta.
- Sí, fue como un chispazo. Ellos no querían hacer esa tapa, no les gustaba.
¿Estéticamente o la idea?
- Lindo no es, es feo de ver estéticamente, pero igual es muy potente y muy hijo de puta.
¿Buscás imprimirle un poco de hijoputez al diseño?
- Sí, no es una decoración.

***


Sos de Tucumán y te viniste directo a estudiar a Buenos Aires, ¿llegaste a conocer algo de diseño gráfico de Córdoba?
- Hay uno que hace, no sé si todavía sigue, las gráficas del Centro Cultural de España.
Sí, Octavio Martino.
- Ese estaba bueno, ¿sigue trabajando ahí?
Maqueta la revista Ciudad X.
- Él me gustaba.
¿Y algo nuevo que hayas descubierto en este último tiempo?
- Escuché una chica de Chaco que me encantó.
¿Cómo se llama?
- Sobrenadar.

Ros es curioso e investiga todo lo que pasa para seleccionar aquellas cosas que le gustan. A los 48 años dice ser grande para lo trendy y que le interesa conocer la moda justamente para no seguirla. Es muy crítico y lo suficientemente irónico hasta el punto de incomodar: cuando quiere bardear, te acusa de no ser creativo. 
«En mis diseños no quiero que haya ninguna cosita en el medio de la información», explica. «Tiene que llegar lo más pura posible y si le ponés montones de cosas alrededor, la información no llega. Por lo general, los chicos cuando recién empiezan -yo también hacía lo mismo- están buscando el camino, entonces prueban cosas y después resulta que no, no se entiende, son muy barrocas, no comunican».
A diferencia de muchos diseñadores que se exponen a las luces de la computadora por una sucesión infinita de horas, Ros puede hacer su trabajo prácticamente sin tocar el mouse. Quark, Illustrator y algo de Photoshop son algunos de los programas básicos que usa para armar sus diseños y además se anima a lo artesanal. «Lo hago como una herramienta más. El dibujo es funcional a la idea, es secundario. Si es fácil, lineal y esquemático me animo a hacerlo, pero si es un poco más sofisticado ya no», aclara.
Contra el hedonismo del artista que hace lo que le dicta su capricho, Ros advierte: «Siempre tenés que pensar que ese diseño lo tiene que ver otra persona, no tenés que hacer lo que a vos te guste sin pensar en el músico, ni el público». 

¿Te planteaste ir para el lado del arte, haciendo cosas que te gusten a vos?
- Sí, estoy haciendo cosas para arte. Ahora estoy con una instalación para arteBA con Roberto Jacoby, se llama “Subasta”, que es la Galería De’ll Pete. El año pasado la hicimos underground, tomamos un espacio, y este año nos llamaron para hacerla bien, más pro.

La Galeria De’ll Pete nació en 2011 como un chiste y un grano en el culo en la armonía de arteBA. En la última edición de la conocida feria de arte contemporáneo, ocupó legalmente el stand i86 y se instaló en un pasillo angosto y absolutamente a oscuras donde, una vez dentro y caminando sobre un piso mullido, podía escucharse la reproducción de gemidos placenteros y la voz de un rematador de fondo. La primera vez daba un poco de miedo, después uno quería volver a entrar. Al correr la cortina, podía intuirse que había algunos cuadros colgados adentro, pero no se veía nada, sólo se escuchaban los jadeos, el contagio de risas nerviosas y se respiraba un fuerte olor a porro. 
La subasta, anunciada con una “base única $4.500” y “puja decreciente”, se llevó a cabo el domingo 20 de mayo. Los presentes fueron testigos del remate de obras de Conchetinas, Santiago Villanueva, Mariela Scafati, entre otros artistas. La infiltración de la parodia de Ros y Jacoby se animó a usar los mecanismos propios del sistema de mercantilización para plantear, en un contexto paradigmático, qué es el arte y quién le pone precio a las obras. 

Hay mucho erotismo en tu obra… la tapa de “Jessico” de Babasónicos me recuerda a una de las fotos de Alejandro Kuropatwa con un cactus solitario.
- Ah sí, medio “es tu pija”.
¿Lo conociste a Kuropatwa?
- Sí.
¿Trabajaste con él?
- Sí.
Cuando hiciste el cactus de “Jessico”, ¿pensaste en él?
- No, cuando hice Jessico no conocía esa obra.
Lo del erotismo, ¿es una cuestión pensada o en un resultado mágico posterior?
- Las dos cosas.
¿Por qué?
- ¿Por qué qué?
¿Por qué le imprimís cierto erotismo?
- El misterio y el erotismo son atractivos, y yo tengo que hacer cosas que sean atractivas, me gusta jugar con eso.
La morcilla en “Vengo del placard” de Divididos, las tetas en “Leche” de Illya Kuriaky…
- “Baldíos Lunares”, el disco de Juanse,  ¿lo viste?
Sí, el del culo con el lunar. Un erotismo sutil.
- Sí, lo otro es pornografía, no es erotismo.
Medio naïf.
- Infantil, puede ser.
Como de siestas de verano.

A Alejandro Ros le aburre que lo entrevisten y prefiere hablar de otra cosa que no sea su trabajo. Tampoco le gusta que le saquen fotos porque no es una estrella de rock y no quiere que su cara sea conocida. Spinetta en su último disco quiso poner en tapa una foto suya en la que se lo veía chiquito al fondo, pero aún así no se dejó convencer. Ros fue el creador del mapa de Argentina dado vuelta en “Miami” de Babasónicos, diseñó las portadas más emblemáticas de los suplementos Las 12, Soy y Radar; se ocupó de las tapas de los libros de Maitena, Roberto Jacoby, Juan José Cambre; el arte de Malba, ramona, Mondongo... y sin embargo, sostiene que no tiene nada para decir.

¿Qué es lo que te aburre de las entrevistas?
- Me aburre que me pregunten cómo se me ocurren las ideas, es un plomo... ¡siempre me preguntan lo mismo! ¡Preguntame cosas más creativas!
¿Cómo te llevás con tu hijo?
- Depende del día. Tiene un carácter fuertísimo, cuando sea grande creo que le va a servir.  ¿Quién te contó que tengo un hijo?
Vos me dijiste en un mail, cuando el lunes feriado me suspendiste la entrevista.
- Ah, ese día lo llevé al zoológico.
¿Cómo se llama?
- Furio.
¿Vive con vos?
- No, vive con sus dos mamis.
¿Tener un hijo era algo que te imaginabas en un futuro?
- Yo soy gay, no me imaginaba que iba a tener un hijo. No es fácil, hasta que encontrás con quien tenerlo y todo eso.

Las dos “mamis” de Furio son Marta Dillon y Albertina Carri, y Ros fue el semental del triángulo. «No teníamos ganas de comprar semen, nos parecía que estaba bueno poder decirle es esta persona», comentó Dillon a Lucas Gutiérrez en una entrevista para el sitio Sentido G. «Quien dio la semillita es Alejandro, un amigo. Él se fue involucrando con su rol de papá pero con sus limitaciones. Las decisiones de crianza, y eso siempre estuvo muy claro, son de Albertina y mías». 
Dillon es periodista y conoció a Ros siendo editora del suplemento Las 12. Albertina Carri es directora de cine y se cruzó por primera vez con el diseñador cuando la entrevistaron en el suplemento Radar por el estreno de “Los Rubios” (2003). Ros estaba a cargo de la tapa y quiso ilustrarla con los playmobils de los separadores de la película, asi que fue hasta lo de Carri para hacer las fotos. Unos años después, vistiendo túnica y orejas de conejita Playboy, él fue quien las declaró “mujer y mujer” en una ceremonia post Registro Civil. En noviembre de 2008 nació Furio y los cuatro empezaron a ser una verdadera familia.

Ros me apura, en cualquier momento viene su primera novia de Tucumán, que no la ve hace como diez años, y me reta porque juego con las migas de las galletas: «Es un asco lo que estás haciendo, ¿por qué no te las jalás? Poné eso en la entrevista».
Ay dale, ponemos: “Ros me sugirió aspirar migas”.
- Ahora cuando terminemos te voy a dar un trapo con Cif y limpiás toda la mesa.
Me encanta limpiar.
- Ah, es buena, ¿y te gusta hacerlo, por ejemplo, en bolas? ¿Me limpiarías la casa desnuda?
Ahora no, va a entrar tu primera novia y no va a entender nada.
- ¡Buenísimo! ¡“Mi amor, me curé, no soy más gay”!
Y lo filmamos.
- ¡Obvio! ¡Hacemos un clip! 

Ros hizo algunos videoclips para Cerati, Melero, Divina Gloria, Liliana Herrero -entre otros- , pero no quedó conforme con la experiencia. «Me gustaba la idea, pero no me salían», aclara. «El videoclip necesita mucha gente alrededor y me aburre hacer tanta producción. Ahora se puede hacer con menos elementos, con las camaritas podés hacer cosas más fáciles». 
Buceando en Youtube puede verse una de sus creaciones: el ochentoso videoclip de “Abon”, tema del disco Bistró Málaga (1994) de Estupendo, la banda de electrónica experimental del dúo conformado por Fernando Lamas y Sebastián Mondragon. «Al de Estupendo lo filmé yo con una cámara que me prestaron», cuenta Ros. «En esa época no había retro ochenta, fuimos los primeros en hacer esa deformidad. Nos echaron del aeropuerto, imaginate un tipo vestido de azafata entrando a Aeroparque, ¡un delirio!».
¿Es el único videoclip tuyo que te gusta?
- Sí, ese fue el único videoclip bueno que hice, pero no había ninguna expresión de la industria, lo hicimos porque quisimos. Cuando vos hacés un clip supuestamente es para vender, para promocionar, entonces también hay presiones. No entré en ese mundo.
¿Cuál es tu cuenta pendiente?
- Me gustaría hacer más fotografía, saber un poco más.

En las entrevistas, Ros suele dar respuestas diferentes a las mismas preguntas, a veces contradictorias. Cuando quisieron saber qué tapa le gustaría hacer, unas veces contestó Madonna, otras Pet Shop Boys o Kylie. «Todas esas», responde.
¿Alguna te produce más ilusión que otra?
- Esas.
¿Pero tenés alguna idea picando?
- No, ¡cómo voy a tener la idea picando! Tengo que saber cómo se llama el disco, escucharlo, no es cuestión de tener una idea loca . Quiero hacer un disco que no exista, sino es un ejercicio de la facultad.
¿Tapas ajenas que te gusten?
- Sí, un montón. Esa (señala Artaud de Pescado Rabioso).
¿Y más contemporáneas?
- Me gustó una de Gabo Ferro, toda tipográfica: fondo blanco, letras negras. Es un texto sobre el capitalismo y el consumo.

***


¿Cómo le dicen al pururú en Tucumán?
- Le dicen pochoclo, pero hay otra cosa que la llaman tutuca.
Pero eso es otra cosa. 
- No hay acá.
Sí hay.
- ¿Hay tutucas?
Venden unas bolsitas chicas en algunos kioscos.
- ¿Por qué no trajiste tutucas?
No se me ocurrió.
- ¡Qué poco creativa!


Foto Catalina Bartolomé - Montaje Diego Beyró
Publicado en Dadá Mini #19- «El que calla otorga» - 2012

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