lunes, 3 de octubre de 2011

Alternativa Terapia


Publicado en Dadá Mini #13- «Supersitción» - 2010
Ilustración de María Morillo 

Luisa Delfino No Es La Única Que Escucha

Reconozco públicamente mi afición por escuchar conversaciones ajenas en espacios públicos.
Las espero con ahínco en una sala de espera antes de entrar al dentista, desde el asiento de un colectivo, en un subte o en un vuelo de cabotaje.
Simulo leer, tener la mirada perdida o revisar mis papeles, pero con atención aguardo los cuentos de quienes impúdicamente sueltan sus historias, proyectos, observaciones, críticas de cine y de hartos temas frente a una suerte de grupo ignoto que jamás volverán a ver. Quizás allí radica la razón de la impudicia, pero qué necedad, teniendo en cuenta que el efecto de sus dichos no sólo afecta al interlocutor a quien pretenden dirigirse, sino a un grupo de involuntarios receptores que no preguntaron a su compañero de asiento qué opinión le merece la última película de Clint Eastwood. Sin embargo, este descaro me fascina porque a veces no es imprudencia y se escuchan cosas tan ciertas e inspiradoras que a uno le provoca romper el protocolo del "casualmente me senté al lado tuyo y se supone que no te veo, no te oigo, no te toco" e intervenir en la discusión. O pelar papel y lápiz y redactar un guión.
Las narrativas de estos desconocidos oradores despiertan mi interés sobre todo por el pretensioso objetivo de descubrir quiénes son, hacia dónde van, cuál es el vínculo que los une y luego es mi inventiva la que se encarga de darles un pasado o incluso ensayar un futuro. Entrelíneas voy juntando evidencias a partir de su expresión gestual, modismos, selección léxica, estilo para vestir y manera de dirigirse uno al otro.
Captaron mi atención desde la estación Agüero del subte línea D, dos pibes que planeaban métodos caseros para cometer un crimen, entre los que se contaba la asfixia con papel film y un golpe certero en la nuca con baguette frizada.
Días más tarde, presencié conmovida el reencuentro de dos amigos de la infancia que durante el viaje intercambiaron fotos de sus hijos y bajé del avión un tanto triste preguntándome si volverán a verse luego de la animada conversación, o sólo se convertirá en una anécdota del tipo a-que-no-sabés-a-quién-me-encontré-esta-mañana.
Pero mis preferidos son los que se despachan con una anécdota y nada más desesperante que bajarse una parada antes del desenlace.
Lo mejor del écouterismo(*) es que nadie espera la propia participación y no es necesario esforzarse por soltar un comentario acertado, con escuchar es suficiente; y para cuando la charla se vuelve aburrida y sosa, sólo resta hacer oídos sordos.


(*) 
Neologismo inventado por mi madre que funciona como concepto afín a voyeurismo, diferenciándose en la acción, ya que: voyeur en francés significa mirar y écouter es escuchar. El permiso para el uso de la palabra fue "a cambio de unas sales para mi jacuzzi".



Publicado en Dadá Mini #11- «A palabras necias, oídos sordos» - 2010

Qué Lo Qué


Ser abarcativo no tiene nada de malo. Suena a algo así como ser generoso, dadivoso y espacioso. Un abrazo de oso es abarcativo y encima, implica el apretón. Más que suficiente, teniendo en cuenta que mi amigo y yo coincidimos en que son nuestros preferidos y algo así como una marca registrada. Definitivamente yo también quiero tener un reno y cincuenta mil millones de pelotudeces, pero no entran en mi closet y eso a veces me hace sentir apretada a juzgar por las ya instaladas cincuenta mil millones de pelotudeces que lo ocupan.
Nos persiguen los adornos navideños y no tengo reno, pero en su lugar me compré un caballito de peluche creyendo que era una jirafa. Aprendí a quererlo igual y ahora somos grandes amigos. Tampoco tengo arbolito y temo quedarme sin regalo por parte de mis generosos, dadivosos y espaciosos seres queridos. Mi comportamiento a lo largo del año amerita un par de gratificaciones materiales, además ahora con los años están meta sacarme muelas y no estoy recibiendo nada de parte del ratón, lo cual ya de por sí me parece muy injusto ya que los molares duelen mucho más que los colmillitos flojos.
Tanto la lista de cosas que necesito, como la del supermercado y la de objetivos para el año que viene son muy abarcativas. Pero ser abarcativo no tiene nada de malo así que si te digo que es Navidad, apretá la espuma loca. O comprate un reno para montarlo hasta el Polo Norte, ¿vamos González?



Publicado en Dadá Mini #10- «El que mucho abarca, poco aprieta» - 2010

Érase Un Incomprendido


La tendencia a practicar una compulsiva ucronía lo llevaba a preguntarse constantemente “¿qué uviera pasado si...?” y completarlo con las más remotas situaciones que devenían en las más insólitas probabilidades arrojando como resultado las más disparatadas prospectivas.
La creación de todo un mundo halternatibo lo seducía, pero la decepción aparecía en cada una de sus proposiciones. Lo que pasaba es que avía halgo que no le cerrava.
Sus fantasías no sólo no se cumplían sino que, aunque elaborase historias con desenlaces sencillos, hasta las excepciones más excepcionales se hacían evidentes ya que ni siquiera la misma definición de excepción escapó a la regla. 
“Esto no puede ser, en algo me estoy hequibocando”, se repetía tras los sucesivos fracasos y se sentaba nuevamente - porque parado no le salía - a pensar en otras posibilidades de historias contrafactuales.
Basta con que uno proponga a su imaginario posibles desarrollos de los hechos para que no se cumplan o que suceda exactamente lo contrario o que la fiesta se suspenda a último momento por lluvia, eso lo sabemos todos y hasta lo vociferaba Alanis Morissette, pero en este caso en particular lo irónico devenía más bien en hirónico.
Un día, así como así y por nada desencadenante en particular tal como lo fue a la primera guerra mundial el asesinato de Franz Ferdinand, decidió dejar de agoviarse con tanta rebisión de herrores y que quizás podía comercializar sus ipótesis para algún poco imaginativo estudiante de cine que haya empezado la carrera sólo porque le interesaba la técnica, pero que cualquier guión le venía bien.
Unverto llevaba impreso desde su mismo apelativo algo que lo hacía diferente y su carácter especial radicaba justamente en que no se ajustaba a ninguna norma arbitraria: su mundo era infinito y extraordinario.


Publicado en Dadá Mini #9- «Por H o por B» - 2009



¿Y Qué Tal Si Hablamos Todos de HIV?




- “¿M. toma mate?”, preguntó así como así y de manera independiente al tópico que estábamos tratando.
- “Sí, a veces, no mucho”, contesté, y para conocer la raíz de semejante intriga quise saber: “¿por qué me preguntás eso?”.
- “No sé, se me ocurrió... ¿no te da asco compartir el mate con él?”
- “¿Qué? ¿Porque es puto?”, quise saber para hacer aún más descolocada la obviedad.
- “Si, bah, no sé, pensé...”, respondió no muy convencida.
- “¿Qué cosa? ¿Que M. puede contagiarme HIV acaso?”
- “O que está con pibes y vos compartís la bombilla”
- “Pero vos también estás con pibes y a mi no me da nada de asco estar compartiendo este mate con vos, mirá”, y soplé fuerte para adentro despejando toda duda y con un dejo de bronca. 
La premisa inicial era la errada, por lo tanto, el razonamiento deductivo que dio comienzo a esta conversación arrojó el siguiente resultado a modo de silogismo aristoteliano: 
Premisa mayor: Todos los putos tienen HIV - Sida
Premisa menor: M. es puto
Conclusión: Por tanto, M. tiene HIV - Sida 
Sin dejar de lado la importancia de tamaño prejuicio desencadenante, lo que más chocó contra mi sentido común - que, insisto, es el menos común de los sentidos - fue caer en la cuenta de la ignorancia respecto al contagio.
Creí que los 90 con sus sucesivas propagandas y campañas que informaban sobre esta enfermedad, no sólo física sino también social que es el HIV, habían barrido de una vez por todas los “sabés que no sé...” que se formulaba aquella madre cuando su hija le preguntaba si su amigo podía contagiarla de HIV - Sida con un beso.
Aprender a escribir nube con B o helecho con H parece ser el dilema central, pero más importante es aprehender cuestiones que hacen a la convivencia social, a la tolerancia, a la demolición de los prejuicios que tan mal nos hacen como sociedad.
Partamos de estas nuevas premisas y formulemos silogismos más acertados y si algún resultado interesante surge del último exijo su devolución:
- El HIV-Sida no se contagia a través de la saliva, de un abrazo o de un beso.
- El HIV- Sida es una enfermedad de transmisión sanguínea, sexual y perinatal (embarazo, parto, lactancia).
- No tod@s l@s homosexuales tienen HIV-Sida.
- Los heterosexuales son igualmente potenciales portadores del Virus de Inmunodeficiencia Humana.
- Yo también estoy con “pibes” y a nadie le da asco tomar mate conmigo.

Publicado en Dadá Mini #9- «Por H o por B» - 2009

Si Me Das A Elegir, Me Quemo Con Tilo

Desde mi escritorio y a través de un vidrio me sonríe una Eva Perón tamaño natural que se asoma desde la pared de la oficina de enfrente y, mientras tanto, un periodista me dicta sobre el hombro derecho, en un tono monocorde y algo ofuscado, lo “fascistas” que son aquellos que cortan las rutas en Gualeguaychú.
Más lejos no puedo sentirme. Ni Dios ni el diablo, ni el Diablo ni dios, no son ni uno ni el otro y se me complica la categorización. Hace días que me es imposible elegir y tampoco pretendo quedar bien con ninguno de los dos, porque aún no puedo identificar quién es quién en este juego y cómo se logra quedar bien con algo que a uno le queda tan, pero tan mal.
A veces logro entusiasmarme con alguna propuesta y muchas otras la deshecho por considerarla absurda e irrealizable. Puedo llegar a mínimamente ilusionarme con algún gesto humano o un discurso que se supone diferente, pero luego caigo en la cuenta de que es un poco más de lo mismo y percibo la sensación de un dejà vú que dista de ser místico.
Radicales, peronistas, kirchneristas, menemistas, derecha, izquierda, centro y adentro, comunistas, socialistas, anarquistas, altruistas, hedonistas: casi como pararse en frente de un kiosco de revistas y pretender identificar una por una la cantidad que hay para cada gusto.
¿Cómo podemos ser tan distintos entre nosotros y a la vez enarbolar la misma bandera? ¿Cómo puede ser que haya gente tan ciega que siga creyendo cosas que son evidentemente contrarias? ¿Cuánto de genuino hay en el sentimiento patriótico? ¿Dios se escribe con minúscula o mayúscula?

N. de la A:  La idea original -y de hecho había empezado a redactarla- era contar la anécdota aquella por la cual, siendo apenas una niña, me negué frente a mi abuela a rezarle al ángel de la guarda antes de dormir por temor a que el diablo se enterara, se enojara y me ajusticiara por botona, traidora y por pretender quedar bien con el otro bando. Iba a resaltar la sorpresa ante el hecho de que la noción de bien y de mal ya estaba inserta en mi razonamiento y que a esa corta altura entendía que el equilibrio debía ser la tendencia para garantizar la armonía. En mis argumentos dejaba de lado convicciones religiosas, los dictados del mandato familiar y la educación conservadora del primario que cursaba allá por el año 1992. Iba a explayarme acerca de si el motivo de quedar bien con dios y con el diablo era estratégico, por temor, el equilibrio, la hipocresía... y cuando escribí esta palabra fue que me dejé llevar y se me dificultó retomar la idea original.
Mmm, ¿y si esta “N. de la A.” no es más que un desesperado intento por quedar bien con dios y con el diablo?


Publicado en Dadá Mini #8- «Quedar Bien Con Dios y Con el Diablo» - 2009