martes, 29 de noviembre de 2011

25 de Noviembre  |  Día de la Lucha contra la Violencia de Género




Violencia contra la mujer es la imposibilidad de comer una banana caminando por la calle y ni hablar de un chupetín Picodulce. 
Violencia contra la mujer es que me digan "Ay, pobre R que te cocina siempre y limpia el piso del baño", cuando nadie se sorprende que se lo hayan hecho las madres toda la vida. Violencia contra la mujer es que en mi propio trabajo los hombres griten frente a la televisión cuando hay partido y que cuando les pedís que bajen el volumen porque tenés un llamado importante te dicen "qué hinchapelotas estas minas". 
Violencia contra la mujer son las publicidades de cerveza y de desodorante para hombres.
Violencia contra la mujer es que crean que nuestra única meta en la vida es que la ropa nos salga cada vez más blanca, que el inodoro no tenga sarro o que venga un señor de traje de pana y nos "corte la pollerita" porque nos gusta, porque así la televisión lo demuestra. 
Y yo no festejo el Día de la Mujer.

lunes, 3 de octubre de 2011

Alternativa Terapia


Publicado en Dadá Mini #13- «Supersitción» - 2010
Ilustración de María Morillo 

Luisa Delfino No Es La Única Que Escucha

Reconozco públicamente mi afición por escuchar conversaciones ajenas en espacios públicos.
Las espero con ahínco en una sala de espera antes de entrar al dentista, desde el asiento de un colectivo, en un subte o en un vuelo de cabotaje.
Simulo leer, tener la mirada perdida o revisar mis papeles, pero con atención aguardo los cuentos de quienes impúdicamente sueltan sus historias, proyectos, observaciones, críticas de cine y de hartos temas frente a una suerte de grupo ignoto que jamás volverán a ver. Quizás allí radica la razón de la impudicia, pero qué necedad, teniendo en cuenta que el efecto de sus dichos no sólo afecta al interlocutor a quien pretenden dirigirse, sino a un grupo de involuntarios receptores que no preguntaron a su compañero de asiento qué opinión le merece la última película de Clint Eastwood. Sin embargo, este descaro me fascina porque a veces no es imprudencia y se escuchan cosas tan ciertas e inspiradoras que a uno le provoca romper el protocolo del "casualmente me senté al lado tuyo y se supone que no te veo, no te oigo, no te toco" e intervenir en la discusión. O pelar papel y lápiz y redactar un guión.
Las narrativas de estos desconocidos oradores despiertan mi interés sobre todo por el pretensioso objetivo de descubrir quiénes son, hacia dónde van, cuál es el vínculo que los une y luego es mi inventiva la que se encarga de darles un pasado o incluso ensayar un futuro. Entrelíneas voy juntando evidencias a partir de su expresión gestual, modismos, selección léxica, estilo para vestir y manera de dirigirse uno al otro.
Captaron mi atención desde la estación Agüero del subte línea D, dos pibes que planeaban métodos caseros para cometer un crimen, entre los que se contaba la asfixia con papel film y un golpe certero en la nuca con baguette frizada.
Días más tarde, presencié conmovida el reencuentro de dos amigos de la infancia que durante el viaje intercambiaron fotos de sus hijos y bajé del avión un tanto triste preguntándome si volverán a verse luego de la animada conversación, o sólo se convertirá en una anécdota del tipo a-que-no-sabés-a-quién-me-encontré-esta-mañana.
Pero mis preferidos son los que se despachan con una anécdota y nada más desesperante que bajarse una parada antes del desenlace.
Lo mejor del écouterismo(*) es que nadie espera la propia participación y no es necesario esforzarse por soltar un comentario acertado, con escuchar es suficiente; y para cuando la charla se vuelve aburrida y sosa, sólo resta hacer oídos sordos.


(*) 
Neologismo inventado por mi madre que funciona como concepto afín a voyeurismo, diferenciándose en la acción, ya que: voyeur en francés significa mirar y écouter es escuchar. El permiso para el uso de la palabra fue "a cambio de unas sales para mi jacuzzi".



Publicado en Dadá Mini #11- «A palabras necias, oídos sordos» - 2010

Qué Lo Qué


Ser abarcativo no tiene nada de malo. Suena a algo así como ser generoso, dadivoso y espacioso. Un abrazo de oso es abarcativo y encima, implica el apretón. Más que suficiente, teniendo en cuenta que mi amigo y yo coincidimos en que son nuestros preferidos y algo así como una marca registrada. Definitivamente yo también quiero tener un reno y cincuenta mil millones de pelotudeces, pero no entran en mi closet y eso a veces me hace sentir apretada a juzgar por las ya instaladas cincuenta mil millones de pelotudeces que lo ocupan.
Nos persiguen los adornos navideños y no tengo reno, pero en su lugar me compré un caballito de peluche creyendo que era una jirafa. Aprendí a quererlo igual y ahora somos grandes amigos. Tampoco tengo arbolito y temo quedarme sin regalo por parte de mis generosos, dadivosos y espaciosos seres queridos. Mi comportamiento a lo largo del año amerita un par de gratificaciones materiales, además ahora con los años están meta sacarme muelas y no estoy recibiendo nada de parte del ratón, lo cual ya de por sí me parece muy injusto ya que los molares duelen mucho más que los colmillitos flojos.
Tanto la lista de cosas que necesito, como la del supermercado y la de objetivos para el año que viene son muy abarcativas. Pero ser abarcativo no tiene nada de malo así que si te digo que es Navidad, apretá la espuma loca. O comprate un reno para montarlo hasta el Polo Norte, ¿vamos González?



Publicado en Dadá Mini #10- «El que mucho abarca, poco aprieta» - 2010

Érase Un Incomprendido


La tendencia a practicar una compulsiva ucronía lo llevaba a preguntarse constantemente “¿qué uviera pasado si...?” y completarlo con las más remotas situaciones que devenían en las más insólitas probabilidades arrojando como resultado las más disparatadas prospectivas.
La creación de todo un mundo halternatibo lo seducía, pero la decepción aparecía en cada una de sus proposiciones. Lo que pasaba es que avía halgo que no le cerrava.
Sus fantasías no sólo no se cumplían sino que, aunque elaborase historias con desenlaces sencillos, hasta las excepciones más excepcionales se hacían evidentes ya que ni siquiera la misma definición de excepción escapó a la regla. 
“Esto no puede ser, en algo me estoy hequibocando”, se repetía tras los sucesivos fracasos y se sentaba nuevamente - porque parado no le salía - a pensar en otras posibilidades de historias contrafactuales.
Basta con que uno proponga a su imaginario posibles desarrollos de los hechos para que no se cumplan o que suceda exactamente lo contrario o que la fiesta se suspenda a último momento por lluvia, eso lo sabemos todos y hasta lo vociferaba Alanis Morissette, pero en este caso en particular lo irónico devenía más bien en hirónico.
Un día, así como así y por nada desencadenante en particular tal como lo fue a la primera guerra mundial el asesinato de Franz Ferdinand, decidió dejar de agoviarse con tanta rebisión de herrores y que quizás podía comercializar sus ipótesis para algún poco imaginativo estudiante de cine que haya empezado la carrera sólo porque le interesaba la técnica, pero que cualquier guión le venía bien.
Unverto llevaba impreso desde su mismo apelativo algo que lo hacía diferente y su carácter especial radicaba justamente en que no se ajustaba a ninguna norma arbitraria: su mundo era infinito y extraordinario.


Publicado en Dadá Mini #9- «Por H o por B» - 2009



¿Y Qué Tal Si Hablamos Todos de HIV?




- “¿M. toma mate?”, preguntó así como así y de manera independiente al tópico que estábamos tratando.
- “Sí, a veces, no mucho”, contesté, y para conocer la raíz de semejante intriga quise saber: “¿por qué me preguntás eso?”.
- “No sé, se me ocurrió... ¿no te da asco compartir el mate con él?”
- “¿Qué? ¿Porque es puto?”, quise saber para hacer aún más descolocada la obviedad.
- “Si, bah, no sé, pensé...”, respondió no muy convencida.
- “¿Qué cosa? ¿Que M. puede contagiarme HIV acaso?”
- “O que está con pibes y vos compartís la bombilla”
- “Pero vos también estás con pibes y a mi no me da nada de asco estar compartiendo este mate con vos, mirá”, y soplé fuerte para adentro despejando toda duda y con un dejo de bronca. 
La premisa inicial era la errada, por lo tanto, el razonamiento deductivo que dio comienzo a esta conversación arrojó el siguiente resultado a modo de silogismo aristoteliano: 
Premisa mayor: Todos los putos tienen HIV - Sida
Premisa menor: M. es puto
Conclusión: Por tanto, M. tiene HIV - Sida 
Sin dejar de lado la importancia de tamaño prejuicio desencadenante, lo que más chocó contra mi sentido común - que, insisto, es el menos común de los sentidos - fue caer en la cuenta de la ignorancia respecto al contagio.
Creí que los 90 con sus sucesivas propagandas y campañas que informaban sobre esta enfermedad, no sólo física sino también social que es el HIV, habían barrido de una vez por todas los “sabés que no sé...” que se formulaba aquella madre cuando su hija le preguntaba si su amigo podía contagiarla de HIV - Sida con un beso.
Aprender a escribir nube con B o helecho con H parece ser el dilema central, pero más importante es aprehender cuestiones que hacen a la convivencia social, a la tolerancia, a la demolición de los prejuicios que tan mal nos hacen como sociedad.
Partamos de estas nuevas premisas y formulemos silogismos más acertados y si algún resultado interesante surge del último exijo su devolución:
- El HIV-Sida no se contagia a través de la saliva, de un abrazo o de un beso.
- El HIV- Sida es una enfermedad de transmisión sanguínea, sexual y perinatal (embarazo, parto, lactancia).
- No tod@s l@s homosexuales tienen HIV-Sida.
- Los heterosexuales son igualmente potenciales portadores del Virus de Inmunodeficiencia Humana.
- Yo también estoy con “pibes” y a nadie le da asco tomar mate conmigo.

Publicado en Dadá Mini #9- «Por H o por B» - 2009

Si Me Das A Elegir, Me Quemo Con Tilo

Desde mi escritorio y a través de un vidrio me sonríe una Eva Perón tamaño natural que se asoma desde la pared de la oficina de enfrente y, mientras tanto, un periodista me dicta sobre el hombro derecho, en un tono monocorde y algo ofuscado, lo “fascistas” que son aquellos que cortan las rutas en Gualeguaychú.
Más lejos no puedo sentirme. Ni Dios ni el diablo, ni el Diablo ni dios, no son ni uno ni el otro y se me complica la categorización. Hace días que me es imposible elegir y tampoco pretendo quedar bien con ninguno de los dos, porque aún no puedo identificar quién es quién en este juego y cómo se logra quedar bien con algo que a uno le queda tan, pero tan mal.
A veces logro entusiasmarme con alguna propuesta y muchas otras la deshecho por considerarla absurda e irrealizable. Puedo llegar a mínimamente ilusionarme con algún gesto humano o un discurso que se supone diferente, pero luego caigo en la cuenta de que es un poco más de lo mismo y percibo la sensación de un dejà vú que dista de ser místico.
Radicales, peronistas, kirchneristas, menemistas, derecha, izquierda, centro y adentro, comunistas, socialistas, anarquistas, altruistas, hedonistas: casi como pararse en frente de un kiosco de revistas y pretender identificar una por una la cantidad que hay para cada gusto.
¿Cómo podemos ser tan distintos entre nosotros y a la vez enarbolar la misma bandera? ¿Cómo puede ser que haya gente tan ciega que siga creyendo cosas que son evidentemente contrarias? ¿Cuánto de genuino hay en el sentimiento patriótico? ¿Dios se escribe con minúscula o mayúscula?

N. de la A:  La idea original -y de hecho había empezado a redactarla- era contar la anécdota aquella por la cual, siendo apenas una niña, me negué frente a mi abuela a rezarle al ángel de la guarda antes de dormir por temor a que el diablo se enterara, se enojara y me ajusticiara por botona, traidora y por pretender quedar bien con el otro bando. Iba a resaltar la sorpresa ante el hecho de que la noción de bien y de mal ya estaba inserta en mi razonamiento y que a esa corta altura entendía que el equilibrio debía ser la tendencia para garantizar la armonía. En mis argumentos dejaba de lado convicciones religiosas, los dictados del mandato familiar y la educación conservadora del primario que cursaba allá por el año 1992. Iba a explayarme acerca de si el motivo de quedar bien con dios y con el diablo era estratégico, por temor, el equilibrio, la hipocresía... y cuando escribí esta palabra fue que me dejé llevar y se me dificultó retomar la idea original.
Mmm, ¿y si esta “N. de la A.” no es más que un desesperado intento por quedar bien con dios y con el diablo?


Publicado en Dadá Mini #8- «Quedar Bien Con Dios y Con el Diablo» - 2009

domingo, 11 de septiembre de 2011

Solución al CruciDrama / Dadá Mini #16

A) Atún
B) Hielo
C) Tez
D) Sud
E) Miel
F) Tina
G) Pis
H) Enema

Sólo hay dos cosas infinitas: 
el universo y la estupidez humana. 
Y no estoy tan seguro de la primera. 
Albert Einstein 
                                                                                                                                       

miércoles, 3 de agosto de 2011

Como A Nadie Nunca



Sí, claro que me planteo cuánto podrá sostenerse la continuidad, la constancia, la permeabilidad, la ilusión de perennidad y el entusiasmo.
Probablemente no nos soportemos bajo el mismo techo o llegará ese momento tan temido en que los intereses choquen, o esas pequeñas y tímidas semillitas de desacuerdos y rencores muten en plantas, selvas, cañaverales, impenetrables lejos del Chaco.
Claro que le temo a todo esto, 
más bien le tengo pavor.
Tengo miedo también de que no me soporte y que su tendencia reflexiva y silenciosa se estampe contra mi propensión al ruido, la sociabilidad y el canto en la ducha.
Que nuestras condiciones, contextos y posibilidades provoquen un revuelo en nuestras aspiraciones y pronto nuestro futuro se haga añicos contra el pizarrón de la cocina.
O que simplemente no pueda soportar el desorden, los pelos en el piso del baño o eso de que guarda la fruta en la heladera junto con la bolsa de la verdulería.
Hasta mi perfume puede exasperarlo y devenir irreconocible,
o que ponga el despertador tan temprano y sin embargo me levante tarde.
No lo sabemos, 
mientras tanto le hacemos lero lero a las predicciones negativas.
Puedo dejar pasar el día sin tender la cama,
permitir por una vez que las tazas de café se queden sucias en la cocina,
y que la ropa en el tendedero pida auxilio desde las alturas.
No quiero que sea de noche todo el día.
Ni olvidarme de respirar.
Prefiero la tarea de vivir con amor.
Con mi amor.

Ella No Se Kansa

para mi hermana Maie,
que adora la papa rellena.



El Espantapájaros dice a Dorothy:
"Si las personas tuvieran la cabeza rellena de paja, como lo está la mía, probablemente vivirían todas en lugares hermosos y entonces no habría nadie en Kansas. 
Es una suerte para Kansas que tengan ustedes cerebro".



viernes, 8 de julio de 2011

Seminario de Redacción Periodística Online


     
Alumna: Mariel Breuer
Diagnóstico: Breuer es una alumna que, definitivamente, no borra con el codo lo que escribió con la mano. Tampoco lo que escribió en SU mano. El foco está puesto sobre las capacidades bilaterales de la alumna, es decir, su talento para escribir con la izquierda tan bien como lo hace con la derecha, teniendo en cuenta su condición de diestra: ¿podemos afirmar que se viene el zurdaje?

lunes, 9 de mayo de 2011

Ni Por Todas las Minujines del Mundo

Cada vez que uso el vestido que me regaló Agus automáticamente me siento más linda. Será que me recuerda lo mucho que nos queremos y me alimenta el amor propio. O que su diseño afina mi cintura y el efecto visual que provoca aumenta el volumen de mis lolas.
Ayer me lo puse. Llovía, así que lo combiné con unas botas de lluvia azules y una cartera floreada a tono. A las 7 salí rauda de la oficina y me encontré con F. y R. en el MALBA para ver la muestra de Marta Minujin; por segunda vez y de manera concienzuda, ya que fui a la inauguración, pero las inauguraciones no son precisamente momento de recogimiento artístico. Además era miércoles y los miércoles la entrada vale la mitad: un respiro para nuestros bolsillos capitalinos cada vez más exigentes. Estaban los dos ahí sentados en uno de esos bancos de piedra de la entrada, y el vestido, más el halago visual que significaba tener a ellos dos esperándome, me hizo sentir aún más linda y afortunada. No pude menos que conmoverme, largar la cursilería, llamarlos «mis dos bombones» y repartirles besos.
La muestra hace un recorrido por toda la obra de Minujin desde los '60 hasta la actualidad. El día de la inauguración, con F. nos referimos a ella como «la trillada y sobrevaluada Marta Minujin», pero salimos pensando que habrá sido culpa de nuestro tardío arribo al mundo que nos quedamos solo con el perfil mediático de la Minujin, obviando el valor ideológico y vanguardista de sus obras. En uno de los pasajes de la mini reproducción de su famosa puesta "La Menesunda", recrearon la ambientación de un cuarto que incluye una pareja en pijama recostada en una cama actuando como si estuviesen en su casa. Apenas entré, la chica exclamó «Qué lindo vestido», pero sin remitirse directamente a mí, sino comentándoselo a su "pareja". Pasé de largo mirando de reojo, de por sí la escena en vivo de dos personas desconocidas en la intimidad me provoca cierto pudor, y encima habían recalado en mi persona. Una vez afuera comentamos acerca del trabajo de estas gentes, a la que le pagan por estar tirados en una cama con aire acondicionado: nada más lejos de nuestra realidad cotidiana. «¿Les pagarán por hacer eso?», preguntó F. «Claro que les pagan» y volvimos a entrar para comprobarlo. Esta vez fue el turno del chico, que le dijo a su "pareja": «Ahí vuelve la chica del vestido». Obviamente hablaban de mí y me di por aludida de una vez: «¿Viste qué lindo? Era de una amiga y me lo regaló». La chica sugirió: «Te lo cambio por este camisón». Sonreí y seguí de largo, no lo cambio ni por todas las Minujines del mundo, así sobrevaluada y todo.

Publicado en Dadá Mini #15- «15 minutos de fama» - 2011
Me sacaron esta foto. Me encanta.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Mamá Te Quiero


6to grado Colegio El Torreón / con Mamá
Sí, no les voy a mentir. 
Mi primera noche internada en el Sanatorio Allende después de la intervención quirúrgica que trajo al mundo a Beatriz -la cicatriz-, pedí por favor a Mamá que recemos tomadas de la mano y que sintonice Radio María en su celular para que yo escuchara, tranquilizarme y dormir.
También es cierto que todas las noches repetía Ave Marías y Padrenuestros para conciliar el sueño y que un sacerdote vestido de negro que se parecía más bien a la reencarnación del mismísimo Lucifer vino de sorpresa (¡sorpresa!) a visitarme a la habitación 222 aludiendo ser amigo de un primo de mi madre que jamás he visto en mi vida.
No voy a negar que salí en silla de ruedas gritando a viva voz que me había reconvertido al catolicismo luego de semejante sufrimiento, pero tampoco vamos a volver esta situación un milagro siendo que a los pocos días de estar de nuevo en casa el fenómeno tuvo menos incidencia y lentamente volví a tener ganas de romper algo y de decir "boludo" - tal como expresó mi sobrino Ivo a mi hermana en ocasión de encontrarse dentro del Palacio de Justicia y bajo amenaza de no hacer escándalos en el recinto.
Hoy soy nuevamente Cocó y no pretendo que, en consonancia con mi flamante fervorosidad, comiencen a llamarme por mi verdadero nombre. Reconozco que repetir el Ave María funcionó a modo de mantra, sin embargo no me sale hacerlo hábito y todavía me ataca cierta reticiencia a los ritos.
Aún así, no me tembló la pera ni el pulso al inscribirme en un Curso de Latín por Internet dictado por "Catholic.net" y aconsejado por Sra. Madre a través del siguiente correo adjuntando la información y el link:
"Te mando esto por si te interesa. Es un curso de latín gratis por internet, está orientado a lo religioso pero viene bien siempre. Te lo mando porque pienso te va a interesar. Besotes"
Obedientemente cumplí con el procedimiento y el paso a paso del foro para poder inscribirme. No me interesa acaso el hecho de que "el latín contribuye a vivir la comunión en la oración" y que, al aprender el idioma, "personas de todo el mundo podemos rezar juntos en la misma lengua", sino que es la lengua madre y que, semiótica y lingüísticamente hablando, interpretar el latín puede contribuir a mi fascinación por las palabras y a entender sus derivaciones y orígenes.
Todavía no se de qué manera voy a contribuir al foro - porque es obligación para nosotros, los alumnos del curso ("nosotros, los bienaventurados, salvados del fuego del infierno")-, pero el sólo leer el reglamento de uso provocó unas estrepitosas risas contra el monitor. Y mucho escalofrío.
Paso a dar a conocer algunos pasajes imperdibles:

- Acerca de los participantes en los foros:
2a. Los foros de Catholic.net han sido concebidos como un espacio de católicos para el diálogo con otros católicos.
2b. Por lo mismo, nuestros hermanos cristianos, protestantes, evangélicos o de otra denominación religiosa que deseen participar, se deberán limitar a hacerlo dentro de los espacios que tenemos reservados para el diálogo con ellos y que se llaman: Apologética, Diálogo ecuménico y Diálogo interreligioso.


*Indochinos musulmanes, abstenerse.
¿Acaso el catolicismo no se jacta de ser absolutamente tolerante?
"Nuestros hermanos", pero se deberán "limitar" a participar en los espacios "reservados" para el diálogo con "ellos". Como si los "ellos" fuesen a contagiarnos de herejía o de letras de rock and roll.

2.b.1 "Ley del hielo" a las personas ofensivas. En el caso de que llegue al foro alguna persona atacando directamente a la fe católica, a la Iglesia o a sus representantes, el resto de los foristas deberán reportarlo a contacto@catholic.net y NO responder directamente a un solo mensaje de esta persona.

*Están advertidos, si me siguen peleando aplico la "ley del hielo", tal como practican varios de nuestros dirigentes políticos a su oposición.

2c. Serán aceptadas las participaciones de personas que hayan sido bautizadas en la fe católica.

*¿Tendré que presentar algún especie de certificado? Supongo que con mi pasado en el colegio El Torreón será suficiente. Sólo supongo, porque es casi imposible de deducir a juzgar por mi lastimosa opinión acerca del Opus Dei.

2e. El Nickname nunca podrá ser usado para usurpar la personalidad de ninguna de las Personas de la Sma. Trinidad, ni de la Virgen María. Esto significa que queda estrictamente prohibido usar como nickname las palabras: Dios, Jesucristo, Cristo, Hijo de Dios, El Mesías, Jesús de Nazareth, Espíritu Santo, Virgen María, Virgen de Guadalupe y todo lo que corresponda sólo a Dios y a la Virgen.

*Oooh... entonces si me pongo mi verdadero nombre "Ángeles" de nickname ¿seré considerada una detractora de Catholic.net? Ah, pero nada dice de usar nombres como Judas Iscariote, Barrabás o Poncio Pilato.

3e. No está permitido abrir temas con noticias o temas escandalosos que desacrediten a la Iglesia o a sus miembros. Los medios de comunicación ya se hacen cargo en otros espacios, de hacer suficiente propaganda a los pecados de algunos miembros de la Iglesia con el afán de destruirla y desacreditarla. En los foros de Catholic.net, por el contrario, se procurará hacer propaganda de los cientos de miles de acciones buenas y edificantes de la gran mayoría de los cristianos y se dejarán al margen de la publicidad los pecados de unos cuantos.

*In a few words, el enemigo está afuera, todos los periodistas quieren arruinarlos y todo lo que se dice es invento de algunos envidiosos. Mientras tanto, nos hagamos los boludos, y ni siquiera lo mencionemos.

3k. Está prohibido transmitir cualquier contenido (información, datos, gráficos, texto, archivos, ligas, software u otro material) que se pueda considerar ilegal, inmoral, peligroso, abusivo, molesto o difamatorio.

*O sea que si copio y pego una foto mía fumándome una tuca voy en cana.

4g. No se permitirán mensajes con todas las letras en mayúsculas, ya que ello dificulta su lectura y el escribir de esta forma es de mala educación, pues según las normas de "Netiqueta" y el chat, el escribir en mayúsculas significa "gritar".

*Estoy boquiabierta.

¿También revisarán de qué calaña son mis amigos de Facebook?
Estoy en el horno. Quién me mandó a meterme en esto. Ya sé quién... ¿vieron que los padres terminan siendo siempre los culpables de todo?

viernes, 29 de abril de 2011

No Podría Estar Más de Acuerdo

«El periodismo narrativo es un oficio modesto, hecho por seres lo suficientemente humildes como para saber que nunca podrán entender el mundo, lo suficientemente tozudos como para insistir en sus intentos, y lo suficientemente soberbios como para creer que esos intentos les interesarán a todos»
— Leila Guerriero

lunes, 11 de abril de 2011

El Síndrome de la Princesa y el Guisante

Siento una exacta combinación entre desprecio y admiración por aquellos que pueden dormirse en cualquier parte. Exhiben su entrega al descanso con un arrojo, una desvergüenza y una falta de pudor tales que me incomodan. Al mismo tiempo, me ataca una relativa envidia por su capacidad de descanso independientemente de las condiciones dadas. Como si para conciliar el sueño lo único que necesitasen reunir son unos párpados pesados y una superficie lo suficientemente útil para despositarse. Así sea un asiento de madera inclinado unos 90°.
El cuerpo dormido, depositado, entregado, se circunscribe al fuero íntimo. Prefiero no mantener alerta a los testigos de mi duérmele que tienen que lidiar con la angustia de que puedo desnucarme en cualquier momento o que pueden sucederme cosas indescriptibles en ese estado de vulnerabilidad absoluta. No adhiero a la idea de exponerse de esa manera. Además no me sale, ni aún en plena agonía de siesta sentada en el asiento del 152 después de un suculento plato de ravioles. 








lunes, 4 de abril de 2011

Anoche no podía acordarme 
cómo se llama el coso ese 
para hacer agujeros en la pared 
y la sola idea 
me estaba taladrando la cabeza

lunes, 14 de febrero de 2011

La Frivolidad como Signo de Época


En las calles de New York nadie aceptó los choclos que ofrecían Warhol y Minujín luego de su performance fotografiada que simulaba y se titulaba de lo mismo que simulaba, es decir, «El Pago de la Deuda Externa».
Era 1985. Argentina venía de una dictadura militar durante la cual su deuda externa había aumentado en un 700% (de 7 mil a 231 mil millones de dólares) y hacía ya varias décadas que había dejado de ser "el granero del mundo": esos choclos servían nada más que para un intercambio simbólico en el marco de un happening de estética pop entre dos seres de facciones plásticas.

Dice Minujín al respecto:
Llevé todos los choclos, hice una montaña, pusimos dos sillas y nos sacamos diez fotos. Yo agarraba el choclo, él subía, yo se lo ofrecía y él lo aceptaba. Así la deuda externa quedaba paga. Pensando que yo era la reina del pop por estos lados y él, el rey del pop por allá, tenía sentido que saldáramos la deuda. Después regalamos los choclos firmados a la gente. Esa fue la última vez que lo vi. Murió dos años después.

Su versión es que los firmaron y los regalaron, pero otras voces menos comprometidas dicen que nadie los aceptó en las calles de Manhattan. F. se reía al preguntarse «y quién iba a aceptar esas mazorcas», usando precisamente ese término extranjerizante y de película doblada al español.
Me cuesta creerle a Minujín y lucho contra ese impulso. El encuentro con Warhol, y que se jacte de ello, me resulta de una veracidad tan sospechosa como la llegada del hombre a la luna en 1969.
R. estuvo de acuerdo conmigo e incluso dudamos en stéreo de sus encuentros con Janis Joplin, Jimmy Hendrix, John Lennon y Yoko Ono. Decir "tomó contacto con" puede entenderse como que coincideron en una fiesta o vernissage de pura casualidad. Pero si de verdad "tomó contacto", ¿es necesario alardear de ello? ¿Podría la imagen de Marta prescindir de estos datos y, sin embargo, conservar el prestigio?

Anoche L. me comentaba de una película que había visto, y que no recuerdo el nombre, en la cual -una vez muerto- se medía la permanencia de las personas en un purgatorio a partir de la cantidad de "miedo" que habían experimentado en vida. «Así, los más corajudos permanecían en ese purgatorio por menos tiempo», explicó L.
Ni un mísero minuto hubiese permanecido Minujín en ese purgatorio, y eso es lo que admiro, independientemente de que su mayor miedo parece radicar en sacarse las gafas y poner en vista de todos sus ojos azuzados por el tiempo.

domingo, 13 de febrero de 2011

Cenicienta advierte: «Yo les dije»

Mi amiga está a meses de casarse y me escribe para contarme lo bien que se lleva con su novio y lo feliz que está de haber encontrado la horma de su zapato. Claro está que con esa frase está refiriéndose a su futuro esposo y no a que ahora las botas le calcen mejor que antes.
Las sucesivas experiencias que acumulo en mi haber me explican que el amor se jacta justamente de no ser racional, sino algo que, a pesar de ser susceptible a centenares de acepciones, simplemente se siente. Ahora, a partir de la afirmación de mi amiga, pude sumar una nueva categoría de interpretación de este fenómeno: el amor también puede definirse a partir de la utilidad de los pies.
El enamorado pierde la cabeza, deja de usarla y se deja llevar por todo aquello que escapa a la razón obedeciendo sólo a la emoción que le provoca el vínculo con otro. Entonces comienza a cobrar protagonismo el resto del cuerpo y todo lo que éste implica en cuanto a realidad empírica. 
El enamorado se vuelve vanidoso, cada espejo es una confirmación de su unicidad y hasta considera un cambio de look que combine con su permanente sonrisa. 
El enamorado practica gestos, pretende lanzar una mirada más profunda que la magnum de Derek Zoolander y estudia distintas maneras de tomar de la mano a su otro. 
El enamorado deja de usar la cabeza, empieza a usar los pies. Los mismos que van a trasladarlo hasta ubicarse bien cerca del objeto de su afecto e incluso van a permitirle patearlo cuando ese amor se acabe.
Pero al momento de identificar la horma del zapato no se juzga el tamaño, el color, ni siquiera la durabilidad; aquella que de forma y contenga es suficiente, y el enamorado es dotado de un andar tan ligero que avanza suspendido, como si los pies tampoco fuesen ya necesarios.
El príncipe depositó la expectativa de encontrar al amor de su vida con sólo probar en el pie de una tal Cenicienta un zapato de cristal. Ella se lo probó y calzaba a la perfección, pero no fue el zapato el que se amoldó al pie, sino que éste se amoldó al zapato, deformándose y acomodándose a sus posibilidades que, a juzgar por el material, habrán sido bastante limitadas.
El pie es la realidad y de cristal es la fantasía que se rompe en cuanto se empieza a caminar sobre ella, ya que no soporta el peso y se hace añicos apenas se la pone a prueba de la luz y la razón. Uno se pregunta, ¿será realmente la horma de mi zapato? Prueba y verás. Caminemos de puntillas y que no se rompa el cristal.


Publicado en Dadá Mini #7 - «El que no usa la cabeza, usa los pies» - 2009

Deje Su Mensaje Después del Tono

De una pantalla a la otra y así sucesivamente. Las prácticas comunicacionales actuales se ven dominadas por el fenómeno de la escritura en desmedro de la otrora valorada oratoria. Hoy, las relaciones pueden archivarse en una conversación de chat o en la memoria de un celular, a través de los mensajes de texto que proponen incluso una verbalización particular y específica del medio que, muchas veces, sucumbe en una abreviatura tal que es imposible decodificar. Se evidencian de esta manera errores ortográficos, niveles culturales y códigos de escritura que distan leguas de asemejarse a las cartas escritas a mano de antaño. Cartas eran las de antes, dirá algún aficionado al correo o un amante de la correspondencia sellada con cera y no precisamente de oreja.
Proclamo el escapismo absoluto a la conversación propiamente dicha y ni qué hablar del cara a cara, que es actualmente la instancia final, casi como una reducción al puro maquillaje que subestima el rostro verdadero.
La premisa es la de ser alcanzado en todo momento y en todo lugar culpa de estos dispositivos de comunicación.  Algo así como un GPS personal en el que la  única excusa a mano- real o inventada- es la de no haber tenido señal/ batería/ crédito para justificar la no respuesta. Es ese mismo silencio el que será luego reprochado y cuyo precio cotizará en bolsa haciendo caso omiso a las actuales subas y bajas de la misma. Conclusiones y elucubraciones propias del emisor pretenderán llenar ese vacío verbal para conducirlo a elaborar las teorías más
descabelladas en un intento por entender el porqué de esos malditos silencios.
La idea es no caer en una lógica comunicativa que, además de otorgar al acorralado receptor el mágico poder de la respuesta, refuerza la condición narcisista del hombre posmoderno que acaba corroborando la unidireccionalidad de un mensaje que promueve el individualismo gestionario cuando de comunicarse se trata. Sube el precio del silencio y lo que mata es no saber.


Publicado en Dadá Mini #6 - 2008

No Se Suspende Por Lluvia

“Los Díaz pasan volando”, era el remate del famoso chasco dividido en tres actos en el que cada uno de los integrantes de la familia pasaba en avioneta, helicóptero y hasta un parapente manejaba el más intrépido de la prole.
¿Y a dónde van los Díaz cuando llueve? Quizás a la misma cueva donde se resguarda la vieja o posiblemente se detienen cual extra del Chapulín Colorado tras el sonido de corneta.
Los Díaz declaran asueto y es entonces cuando una oportuna lluvia le permite a uno darse ciertas concesiones respecto a la agenda establecida y no sentir culpa por elegir una novela en la tele antes que un apunte o un libro para suspender la concreción de un trámite “urgente”.
Esa misma lluvia es la que justificará la práctica del más descarado ocio y la dedicación a las reflexiones más sublimes así como también a las más bajas e incluso subterráneas.
A su vez, la elección de vestuario se verá condicionada desde el momento en el que aparezcan las nubes cargadas, también lo hará la banda sonora en perfecta sintonía con el característico repiqueteo del descargo e incluso el catálogo de pensamientos se someterá al mismo criterio.
Aquello que predispone nuestro estado de ánimo de semejante manera será quizás la sensación de que este mundo hace agua por todos lados o más precisamente la impotencia de que el clima es algo que el hombre, a pesar de sus ambiciosas aspiraciones, aún no puede controlar. Mejor que así sea. Dejemos el esquema mental tal y como está y que no se suspenda por lluvia.

Publicado en Dadá Mini #5 - 2008

Palabras Incomprendidas


Las colecciono en un cuaderno compulsivo y me ocupo de agruparlas en caprichosas categorías tales como “sónicas”, “sensoriales”, “absurdamente cacofónicas” o “grandilocuentes y soberbias”. Así, poco a poco, van acumulándose en largas listas: minerva, bambú, estornudo, estalactita, expresso, vértigo, crisantemo, irreverente, escoria,  ribete, redundando, esotérico, ecléctico, babieca, bicoca, baqueta... “Una palabra, sólo una palabra”, rogaba Luis Alberto Spinetta desde el tocadisco.
Se me ocurre que, aquellos afectos al monólogo, entablamos todos los días diálogos que se van desarrollando a modo de un jazz, combinando tiempos verbales y entretejiendo conceptos cual rompecabeza improvisando a cada momento y en cada conversación.
La dinámica de las palabras y su modo de relacionarse y amalgamarse unas con otras es lo que convierte al diálogo en una forma de acción en la que se atraviesan universos de sentido para disputarse una idea. Hablando, estas ideas se mueven de un lado a otro, rebotan en techos y paredes, se estrellan y sortean los obstáculos de la acústica para finalmente incrustarse en nuestro aparato cognitivo y ser comprendidas en su significado lógico para aventurarse en ríos semánticos que fluyen en cauces retóricos.
Pero... ¿de qué estábamos hablando?



Publicado en Dadá Mini #4 - 2008

Me Quiero Por Eso Escribo

Mucho del afán de escribir proviene de esta idea de que lo que nos pasa y lo que pensamos es significativo e interesante... ¿o es que acaso lo que nos pasa y lo que pensamos deviene significativo e interesante porque lo escribimos?

Una vez agotada la amenaza de la inminente desaparición de la prensa y la literatura en papel a favor del formato digital, los suplementos culturales parecen haberse puesto otra vez de acuerdo para desarrollar el tema ¿por qué escribimos?, ¿cómo escriben los que escriben? y ponerse nostálgicos con aquel primer amor últimos ritos.

Así nos enteramos de que en tres palabras, Umberto Eco dice que escribe simplemente porque-le-gusta y Andrea Camilleri, porque es mejor que descargar cajas en el mercado central.
Pero mientras algunos otros esgrimen argumentos del tipo porque no sé hacer otra cosa y Carlos Fuentes hasta se anima a repreguntar ¿por qué respiro?, Lucía Etxeberría –de quien no he leído ni un solo libro- conmueve explicando que escribe para que la quieran más.
Es decir, escribe por amor.
Un amor que entrega y vuelve a sí misma en forma de reconocimiento.
Es decir, escribe por amor propio.

Qué pajero es Fogwill. Solo escribe 45 minutos al día.
Qué metódico es Alan Pauls. Escribe cual horario de oficina de 9 am a 5 pm.
Luis Gusman escribe rodeado de fotos de escritores, será el fetichismo.
Edgardo Cozarinsky llama “ideas peregrinas” a las cosas que va anotando a medida que oye o ve en la calle. Las mismas que cada tanto me persiguen y cuando llego hasta el cuaderno, se tomaron un subte y desaparecieron por debajo de la superficie.
Cuando Rodolfo Rabanal escribe con tinta negra sobre “esas páginas legendarias” de una Moleskine o una Talbot, le hace sentir que hasta es posible que escriba muy bien.
Me gustaría hacer como Luis Chitarroni que en la misma libreta donde escribe también hace dibujos, es que lo intento, pero de la única manera que me sale dibujar es con palabras.
También me gustaría hacer como Osvaldo Lamborghini que se sienta a escribir en bares, algo que jamás podría hacer Ana María Shua que se toma algo así como un litro y medio de cortados y explica: “necesito un baño cerca”.
¿De verdad queremos saber tanto sobre cómo escriben los que escriben?
Retomo la hipótesis, el amor propio mueve teclados.


martes, 4 de enero de 2011

Los Pies Descalzos No Son Sólo de Shakira


En Barrio Jardín Espinosa no hay veredas y caminamos por el medio de la calle. Las mismas que sin sus nombres no perderían ubicación geográfica ya que las referencias son «la esquina de Goya», «la casa de la loma», «las Monjas», «el pasaje» y «la plaza de Mamerto», entre tantas otras. Nunca nos preguntamos quién fue Cornelio Pino y no nos importó jamás que Inca Manco y Manco Capac hayan sido la misma persona y ahora, denominación para dos calles distintas.
Si andar en patas por la calle hubiese sido un delito, íbamos todos presos.
En primavera las flores lilas de Jacarandá se pegaban a la planta de los pies y los guardias de esos nuevos supermercados nos echaban de las instalaciones por escurrirnos descalzos entre las góndolas. En febrero, carnaval era una fiesta, no teníamos miramientos con nadie, ya sea por edad, condición física o elegancia: bombuchazos y baldazos para todo el mundo. Hasta teníamos identificadas las canillas que tenían dueños generosos y las que no.
Hoy hay dos Barrio Jardín Espinosa. El actual, ubicado "a sólo 10 minutos del centro", con countrys y barrios cerrados, con un mall lleno de locales comerciales, calles asfaltadas y en el que hay que mirar para los dos lados antes de cruzar.
Pero todavía nos queda el nuestro, donde la excursión al exterior dependía de un 50; donde un club de paddle fue un boom, pero no por su proliferación de socios, sino por la detonación de una bomba casera; donde era posible hacer unos pesos en Pascua vendiendo huevos puerta a puerta, a pesar de su dudoso chocolate; donde los humanizados perros estaban a la par de sus dueños y al mismo tiempo no eran de nadie; donde las barritas no ocupaban esquinas, sino plazas y luego adoptaban un nombre para escrachar las paredes con aerosol y que nos enteremos; donde una Lumina era en realidad un rastrojero que podía encenderse con una moneda, un cordón de zapatilla o un tenedor y donde el menú de la tarde eran criollos con coca.
El mismo barrio donde Carmelo repartía la leche, Chacho servía sus milanesas, Bruno pesaba su verdura y nosotros salíamos a callejear, por esa imperiosa necesidad de sacarnos las zapatillas y sentir el barrio a nuestros pies.