miércoles, 10 de junio de 2009

Incomunicación Crónica

Resulta que me cortaron el teléfono "por falta de pago".
Nunca registré deuda alguna y, paradójicamente, hoy apenas llegué al laburo paguémicuenta.com en un arrebato de responsabilidad anticipada ya que ni siquiera estaba vencida. Realmente no entiendo, hace 2 horas y media que estoy tratando de comunicarme con C%$ro, ya escuché una y otra vez el detestable temita de Mika que aplicaron a modo de hold y no me atiende nadie. Quiero denunciarlos de alguna manera, están afectando mi existencia.
Tampoco anda el teléfono de mi escritorio, ni hablar de esta computadora que, como gran cosa, abre google.com. Llamé al de Sistemas para que venga a hacerse cargo y hace una hora aproximadamente me dijo que "estaba viniendo". Trabajamos en el mismo edificio, ¿qué le pasó? ¿acaso se quedó jugando al step en la escalera?.
Recién apareció para decirme que, como estaba ocupado, le había pedido a un tal "Sergio" que suba a arreglarla, pero al tal "Sergio" le dio vergüenza porque parece que yo le gusto. De no creer, la gente a esta altura busca cualquier excusa para no hacer su trabajo y después piquetean si lo pierden (este quizás picotea en todo caso).
Bueno, por fin en C%$ro me atendió "Verónica Cisterna" y el servicio se va a "reestablecer en el transcurso de las próximas horas". Esta empresa me está haciendo sentir que los cordobeses son hostiles porque, maldita sea, tienen su centro de atención al cliente ahí. Pensaron cuál es la provincia más querida de la Argentina, destruyamos su reputación y que el resto del país tenga un impulso asesino cada vez que escuche la tonada y así fue como se les ocurrió instalar sus oficinas en Córdoba. Y así es como se instalan las fobias.

jueves, 4 de junio de 2009

Pediculosis Tardía

Un verano en la casa de mi amiga Charito aparecieron sus primos de Mendoza y uno de ellos se sentó a la mesa a comer luciendo una remera de "Los Piojos". Los únicos piojos que conocía yo a esa corta edad eran los que tenía en la cabeza y a los que los comunicados del colegio se ufanaban en generalizar como "pediculosis". Tanta vergüenza me daba tenerlos que no podía entender cómo una persona podía jactarse de los mismos y andar exhibiendo el nombre de mis enemigos en su indumentaria así como así. Luego supe que Los Piojos era una banda y en el barrio ya se escuchaban en las juntadas cuando contaba con unos aproximados doce años. Por aquel entonces salió "Azul" que fue el primer y único disco original que anduvo yirando por casa y que llegó de mera casualidad: un amigo de mi hermano se compró un minicomponente (así les decíamos en esa época) y el disco estaba adentro de la compactera (también le decíamos así).Mi hermano los escuchaba hacía rato y mi hermana los había adoptado hace poco, entonces mi hermano decía que mi hermana se hacía la nosequé porque le robaba los cassettes para escucharlos. Y después yo también hice lo mismo, pero de mi no se quejaba porque él fue uno de los que siempre me instruyó en la música desde que me hacía repetir los temas de Todos Tus Muertos y me tomaba lección.Los Piojos me catapultaron hacia todo un resto. En cada recital formaba parte de una tribu antes impensada, de una comunión junto a mis amigos del barrio y una masa anónima en la cual yo era una más. Recuerdo haber saltado un vallado para subirme al escenario y resultar expulsada por los guardias, de haberle pedido a cuanta espalda encontraba que me suba a los hombros para agitar desde arriba, de haber fantaseado con banderas que nunca confeccionamos y de haber recitado a los gritos "El Balneario de los Doctores Crotos" hasta quedar sin aliento. "Gris" era el tema que me dedicó un chico que me gustaba y luego con "A veces" nos dimos nuestro primer beso, "Tercer Arco" era nuestro disco fetiche con mi mejor amigo y detesté siempre que a la letra de "Verano del 92" la reemplacen por cánticos de egresados yendo a Bariloche. Mi consciencia adolescente me dictaba que ése era el camino derecho a la rebeldía, que estaba practicando el famoso aguante y me creía ser parte de algo que estaba vedado al resto.Luego el frenesí se calmó y de pronto me di cuenta que había dejado de escucharlos, acaso reemplazados por nuevos discos, quizás fue el hartazgo, el hecho de explorar otros géneros, vaya uno a saber.No estaba en mis planes ir al último recital hasta que una amiga me pidió por favor que la acompañe. Lo que nunca imaginé es que el favor acabaría haciéndomelo ella a mí. Esa noche en River (y en toda la ciudad) hacía un frío de cagarse y yo me sentía de nuevo con 14 años. Me debatía entre disfrutar ese show porque era el último o dejar de hacerlo justamente por la misma razón. No me lo planteé más, me olvidé hasta de la sensación térmica y salí a buscar ese frenesí perdido. Lo encontré, casi intacto entre las letras, las frases alusivas y el entusiasmo ajeno contagiado. "Tenemos que cortar por disposiciones municipales" fue la última frase de Ciro sobre el escenario. No era precisamente lo que esperaba como cierre, pero mi aguante a esa altura ya estaba satisfecho y la emoción de este inesperado repaso por los años más desaforados de mi vida se vio sólo mermado por la posterior y eterna caminata por Avenida Cabildo para buscar un taxi y volver al calor de una vez por todas. Las piernas me dolieron por los próximos 3 días, sin embargo, el loco aplaude contento.

miércoles, 3 de junio de 2009

Un Cine iiideeeaaal

Se encontraron a la salida de un cine de dudosas proyecciones y, como si la hubiesen usado sólo para registrar los bolsillos, se estrecharon la mano a modo de amistoso saludo. Puajjj.
Unas cuadras más allá, en un cine de conocida reputación que proyecta aquello que se publica como gran estreno en los matutinos, ingresábamos a la sala 12. Soportamos durante casi dos horas una de esas películas completamente olvidables y que uno no se reprocha ver si la encuentra en el cable un martes a la noche, pero sí es reprochable en este caso en el que uno se traslada hasta el lugar y, encima, abona una cuantiosa suma para ver una porquería. Lo peor de todo es que uno fue por propia voluntad.
Será que ya no digiero estas comedias tan básicas y plagadas de clichés o que estoy mala onda y que la musiquita de “ahora las cosas salen bien y somos todos amigos” ya no me la banco y mucho menos la de “ahora está todo mal y los personajes secundarios nos sentimos desilusionados de la protagonista, la odiamos” (para que hablar del final con el esperado beso entre la protagonista y el galán).
¿Qué le pasó a Renée Zellweger en la cara?, me preguntaba a medida que avanzaba la película y me resultó muchísimo más interesante averiguar aquello que el final de la historia que protagonizaba.
Para la próxima ya sé, me voy al cine del frente, que me queda mucho más cerca, es “Ideal” y donde, además de valorizar un género distinto, puedo hacer amigos a la salida que nos quieren tal y cual somos. Recocómendable.