viernes, 30 de enero de 2009

Leer es una Aventura sin Fronteras

Una noche hace muy mucho tiempo atrás soñé que acababa en la cárcel, el motivo era indistinto, lo interesante de la cuestión era mi arrollador positivismo que me llevaba a pensar "bueno, no está tan mal después de todo, dentro de la cárcel voy a tener tiempo de leer todos esos libros que siempre quise y no pude".
Tanto para el ingreso como para la salida en mi trabajo tengo que hacerlo a través de un molinete al cual acerco una tarjeta con mi código personal como empleada. La entrada es a las una de la tarde (unaycuarto a más tardar) y la salida, a las nueve de la noche. Entre la una y cinco y las tres de la tarde tengo la posibilidad de tomarme cuarentaycinco minutos (ni uno más) para almorzar fuera del edificio.
Hace un mes que trabajo ahí y ya llevo leídos cinco libros y ayer empecé el sexto.

La Vieja está en la Cueva

Leer en la tele "Llueve en Buenos Aires" y ver imágenes de la ciudad desde arriba y cubierta de nubes ya de por sí es lo suficientemente poético y mucho más si estoy en ese lugar y en el mismo momento en que ocurre mi fenómeno meteorológico preferido.
Lo desesperante es estar mirándolo de lejos y a través de una minúsucla ventana en la oficina desde donde no se ve el cielo, sino cómo se estrellan las gotitas contra el vidrio. Imagino el resto y pienso en aquel cuento de Cortázar.
Un compañero comenta en voz alta "qué día para dormir una siesta" y es tan cierto que ya deposité mi imaginación sobre la cama.

Kiki


Mi hermana mayor se llama Micky y tiene once años más que yo. Cuando niña, era tal la admiración que sentía por ella que, a la típica pregunta "¿qué querés ser cuando seas grande?" mi respuesta, sin miramientos y con total seguridad, era "como la Kiki". Si en esa época hubiesen existido poster y album de figuritas con su cara, yo hubiese tenido todos. Ese es el cumplido más lindo y divertido que le dije alguna vez a alguien en mi vida.

miércoles, 21 de enero de 2009

La Mirada de los Otros

Mi amigo N. me ve asi:
S. y T. creen que la imagen más acertada de mi persona es una más o menos así:

A. me envió un mail con este adjunto al grito de "es igual, igual!":


Muchos ni me reconocieron cuando me vieron así:

Y Pedro no me puede ni ver:


Asi que opté por enmascararme y que todo me chupe un huevo,


Quiero estar de moda.

lunes, 12 de enero de 2009

Los Rockeros También Mueren

Hoy al mediodía murió Alejandro Sokol y me quedé pasmada frente a la pantalla del televisor por tamaña noticia inesperada.
Lo que más me inquieta es que su deceso comenzó en la mismísima terminal de ómnibus de Río Cuarto.
Definitivamente entonces aquello que presencié hace exactamente una semana era una premonición y me asusta mi acertada conclusión porque no soy precisamente una persona propensa a las percepciones metafísicas o a sueños alusivos o a ningún tipo de horoscopidad respecto a lo que va a pasar, a diferencia de seres que me rodean o rodearon como mi madre o incluso mi abuelo.
“Noches y más noches antes de amanecer, tratando que mi corazón, no explote” cantaba el Bocha en “20 Minutos” y hoy dejó de tratarlo y explotó, seguramente por ese exceso de noches y más noches. El médico que lo atendió explicó que Sokol entró al hospital de Río Cuarto con prácticamente todas sus extremidades frías y entumecidas y luego de la autopsia reveló que, a pesar de contar con tan sólo 49 años, su corazón parecía el de un anciano. El alcohol, las drogas y las grasas trans eran parte de la dieta del Bocha y aunque en algunas épocas mitigaba ese consumo con frenéticos bailes sobre el escenario, de todos modos no fue suficiente.
Y qué bailes. Puf. Ni siquiera mis habilidades sobre las pistas podían aproximarse a ese ir y venir de brazos y piernas que tantas veces me ufané en imitar sin resultados siquiera similares.
En aquella oportunidad en la que me enteré que se separaba de Las Pelotas, mi frase fue “qué va, si Sokol no está, no voy más a verlos” y ahora que no está ni siquiera en un proyecto paralelo ni en la faz del universo, es aún más profunda la nostalgia y la tristeza que me aquejan. La terminal nunca tuvo una denominación más acertada. El viaje del Bocha fue más largo de lo que esperaba y se fue solo, derrotado y escondiendo la cabeza en un capullo, como el ñandú.



ALEJANDRO SOKOL

1960 - 2009

miércoles, 7 de enero de 2009

Premoniciones

El lunes por la mañana llegué a Buenos Aires y me encontré en Retiro con un cadáver (propiamente dicho) tapado con bolsas de residuo y escoltado por dos policías. Todavía me carcome la intriga acerca de qué fue lo que le pasó a ese pobre hombre al que sólo pude verle las alpargatas blancas que salían por debajo del nylon negro que lo tapaba. Busqué en absolutamente todos los diarios online y nadie menciona el tema.
"Linda manera de recibirme", pensé y después escuché el comentario cláaaasico de mi escolta que decía "y si, esto pasa en Argentina porque es un país de negros", siendo que ya había desahogado semejante conclusión mientras el bus entraba a la estación cuando una pendejita peinada con dos colitas de pompones que se sentaba detrás nuestro se le ocurrió prender el celular de su madre para deleitarnos con distintas piezas de cuarteto cuando no eran ni las 8 de la mañana.
¿Qué le pasó a ese ser? Lo más extraño de todo es que el cuerpo estaba... ¿vieron donde estacionan los bondis?... bueno, ¿vieron que entre lugar y lugar hay como unas mini pasarelas por donde uno camina cuando está yendo a dejar la valija en la bodega del bondi?... bueno, AHI.
Muy extraño y al mismo tiempo escalofriante.
¿Habrá sido abatido por la fuerza policial?
¿Se habrá descompensado a causa del calor?
¿Se habrá suicidado frente a la partida del algún ser querido?
¿Habrá sido víctima de una combustión espontánea?
¿O habrá tenido una visión y se dio por enterado que el 2009 va a ser un año de mierda?