domingo, 17 de agosto de 2008

Reflexiones Desordenadas

El Vicepresidente no había cobrado tanta notoriedad hasta que su voto fue decisivo para “resolver” un conflicto que tuvo a toda la sociedad argentina en vilo como fue el enfrentamiento campo- gobierno por el tema de las retenciones.
Se comercializan ringtones con extractos del discurso, banderas, tazas e incluso se venden remeras a 30 pesos con las leyendas “la historia me juzgará” y el contundente “mi voto no es positivo” como para que aquellos aficionados puedan pasearse por la ciudad con las frases de Julio César Cleto Cobos en el pecho.
Crónica TV volvió a sus famosas placas con la cuenta regresiva de la cantidad de días que faltan para que “estalle” el verano, el noticiero del Trece a sus apocalípticas noticias de tiroteos y asaltos en el conurbano bonaerense y en Córdoba los reclamos se trasladaron al sector jubilados y sus propias tarifas móviles:

Saldo de la “guerra en la plaza”:
-Quema de 3 palmeras (de 20 años) en la Plaza San Martín
-Destrucción de Jacarandaes y Lapachos en la peatonal
-Rotura de un centenar de cestos de basura
-20 contenedores de basura destrozados
-Cazuelas de protección en la base de los árboles arrancadas o deterioradas
-Rotura de vidrios de comercios
-Escritura de graffitis
-Fuego en la recova del Cabildo
-Robo de la Bandera del mástil central de la Plaza San Martín.

Daños por más de $500 mil que pagará la Provincia quizás justamente con la plata de los ajustes de las jubilaciones. ¿Usarán ese dinero para reparar los daños que causarán los manifestantes cada vez?

Desde mi corta existencia puedo afirmar que la palabra crisis siempre estuvo asociada a mi imagen mental de país. Pero la escuché más bien de boca de mis compatriotas que desde los de afuera. Somos los artífices de nuestra paupérrima reputación, tan así que el slogan de este gobierno es aquello de que ahora somos “un país en serio”.
Esta afirmación nos lleva a preguntarnos si acaso antes no lo éramos porque semejante necesidad de aclaración explica que alguna vez no lo fuimos o que recién ahora se empezará a cumplir a rajatabla lo que proponía el más que elocuente “Bases y Puntos de Partida para la Organización Política de la República Argentina” de Juan Bautista Alberdi.
Ahora gracias a la mediatización recordaremos incluso el nombre completo del Vicepresidente, y claro, porque resulta difícil no tener en mente uno tal como Cleto.

El Peculiar Síndrome de la Familiarización del “Famoso como Amigo y/o Conocido”

Conversación de escucha robada tipo voyeurista en la cola de ingreso al cine:

X: “Che Maru, el pelado ese que está allá… ¿lo ves? El de remera roja, ¿no es el amigo de Pato?

Maru: “No, a mi me suena del club”

X:No no, es el que estaba el otro día en el asado en lo del flaco, el compañero de laburo de Pato, si boluda es ese”

Maru: “A mi me parece haberlo visto en el club, no sé…a ver…”

X:No, ni ahí, ese pibe del club no es, con ese pañuelo en el cuello lo sacarían cagando de club, no es del club ni a palos”

Maru: “Ay, no sé, de algún lado lo tengo…”

¡Es ALAN de GRAN HERMANO! me dieron ganas de gritarles a los dos en la cara para que acaben de una vez con esa discusión y despejarles por fin las dudas tan trascendentales que los carcomían e incluso amenazaban con poner en riesgo el equilibrio de la pareja.

Pero me venció la vergüenza, y no la de entrometerme en la conversación sin haber sido invitada a participar, sino la de haber reconocido semejante personaje y encima recordar su nombre.
Las cosas que hace la tele con uno.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Dando Cátedra

A casi un siglo, permanecen como mudos testimonios de lo que fue en aquella época los edificios monumentales que alojaron las escuelas de entonces. Esos mismos edificios que hoy ni siquiera estamos en condiciones de mantener o que, peor aún, no nos interesa conservar porque preferimos convertirlos en los modernos palacios de la cultura: los shoppings. Precisamente, la magnificencia de esas escuelas pretendía señalar ante la sociedad la trascendencia que para su clase dirigente tenía la educación, grandiosidad que también contribuía a educar.
Es en la educación donde se aloja la única posibilidad de conseguir personas más completas y economías más competitivas así como sociedades democráticas más responsables y justas. La principal amenaza para el futuro se está generando en las distorsiones de este, nuestro desencantado mundo actual.
No olvidemos que el conocimiento nos hace libres, nos brinda la posibilidad de elegir y la ignorancia nos hace ciegos, sordos y mudos ante tanta vorágine y un mundo que no se detiene ya a repensar en las necesidades de todos y cada uno. La escuela será el ámbito de exilio de los prejuicios y la vulgaridad del presente y la revolución pasa por hacerse escuchar y entender que las armas a tomar son las de exigir una verdadera educación que brinde esa igualdad de oportunidades tan deseada para promover el desarrollo de nuestro país.
La educación dignifica a la persona humana, le brinda apertura de miras y sentido crítico, la forma en la disciplina del esfuerzo y del trabajo, la nutre de valores personales y cívicos, le provee un capital social en habilidades y capacidades propias que se suman al conjunto de la sociedad.
La Constitución Nacional en su artículo 1 adopta la organización republicana, representativa y federal para el Estado argentino y, en el artículo 5, dispone la obligación de las provincias de proveer la educación primaria.
Es responsabilidad de todos exigir más y mejor educación para que no violen nuestro derecho y desarrollar esa conciencia de urgencia para no lamentar luego las consecuencias, así que dejemos de imaginar y manos a la obra que la educación es la mejor inversión para el desarrollo nacional.

sábado, 2 de agosto de 2008

Crónica de un clásico "día de mierda"

Decidí de manera arbitraria que ese día sería una mierda y que nada ni nadie habrían de impedir que así sea. Ni los animados locutores de radios mañaneras ni los auguriosos y bien intencionados deseos de mi madre desde la puerta de entrada de casa.
Todo resultaría molesto, patético, aburrido y completamente olvidable e intrascendente.
Me arrastré sin ganas por la ciudad dejando a la vista de todos mi modorra, mis pocas ganas de vivir y una cara de culo en perfecta combinación con una vestimenta más cercana al entrecasa que al cocktail.
Después de elegir bajarme dos paradas antes del colectivo, ni siquiera osé en mi transitar por la vereda mirarme de reojo en el reflejo de las vidrieras porque a veces mi flequillo me enorgullece y en la calle no quería sonreírme ni mucho menos.
Mentí en calificar de arbitraria mi decisión de rotular al día como “de mierda”, conozco la razón para semejante determinación.
¿Existe alguna persona en el mundo que pueda pasar un día feliz sabiendo que esa misma tarde tiene turno en el dentista?