martes, 18 de septiembre de 2007

Que lo mire por TV

El sábado a nadie importó aquello de lo que acusó La Voz del Interior en la edición de hoy en la crónica acerca del show en la Vieja Usina.
"Al momento de hablar de Divididos hay que establecer un hecho ineludible: hace ya cinco años que la banda no edita un álbum de estudio. Ya sea por comodidad, pereza o falta de ideas, semejante paréntesis es inexcusable. Por más que la reputación del trío alcance altísimas cotas y las épocas de probar valía ya estén muy lejos, simplemente no se puede dejar a los fans sin alimento durante tanto tiempo (y eso pasa por una mera cuestión de respeto)." De este modo comienza el artículo de la sección Espectáculos del diario dedicado a "retratar" una fiesta en la que Mollo, Arnedo y Catriel se comportaron como lo que son y lo que todos esperamos que sean: una verdadera aplanadora del rock.
Disco nuevo o no, Divididos es y sigue haciendo honor al mote de "power trío", término que algún idóneo periodista adjudicó a la banda a pesar de que esa perfecta conjunción de integrantes cambie de tercer integrante de cuando en cuando.
Era Sábado, N. se acercó y me dijo "Che qué esperás, son las 9:20 y hay que salir a asustar, dale azulejo se te hace tarde!" Hace que hace y no hace, haciendo cosas raras como un cuento, la gente se divierte, qué ferviente esta fe de hígado.
Acariciando lo áspero recordamos los actores de lo que fuimos, los dos nenes de antes peinados a-pa-li-tos, "la Cocó de Hong Kong" me llamaba N. y bailando en este carnaval corroboramos que en el oeste está el agite y que la era de la boludez no termina sino que se regenera, es un ciclo, votar, cagar, llorar, pagar.
Al periodista de La Voz que tildó de "mera cuestión de respeto" aquello de editar discos nuevos: Cabeza de maceta, ¡OTROLETRAVALADNA!
(Dedicado a mi gran amigo Gustavo "El Gusi" Leonardi, nene de antes pero bien de antes)

miércoles, 12 de septiembre de 2007

"Para que haya arte, para que haya algún hacer y contemplar estéticos, resulta indispensable una condición fisiológica previa: la embriaguez"
Friedrich Nietzsche

lunes, 10 de septiembre de 2007

Acidez Crónica de Lunes por la Mañana

Desde la ventana se veía nublado y gris, confundí lluvia con frío para salir a la calle con tapado tipo piloto (que a decir verdad estaba esperando la oportunidad para usarlo). Maldita Ley de Murphy que siempre, pero siempre tiene razón: ayer lavé el auto y hoy amaneció cubierto de hojas, mojado y con tierra en el techo o más bien, barro. Me dispuse a quitarle una a una las hojas en el parabrisas y refunfuñé contra la poca capacidad de coordinación que tuvieron mis profundos deseos de lluvia con los de tener limpio el auto.
Llego por fin a 9 de julio 53 sorteando charcos, feria del libro, vendedores ambulantes, papeles de publicidad que me incrustan en el pecho y maldigo aún a mi tapado, pero más que todo a mi cartera que soporta el peso de un paraguas y me solidarizo con mi hombro que soporta el peso de una cartera.

Me escabullo entre los gestores para fijarme que van por el número 5 y yo tengo el 8, pero esos 3 números que nos separan parecen haberse multiplicado por 9. Matemática espera. Se agolpan segundos, minutos y un enorme reloj enmarcado en el medio de la pared se impone a la vista para mantenernos a todos los presentes alerta del paso del tiempo en estas cuatro paredes.
“Hace un calorete herrrrmoso” remarca un gordo sentado a mi lado ilustrando el ambiente con poesía.

Suena mi teléfono con un mensaje de texto en clave incoherencia:
deslumbrantes polopos.paisaje cautivante.amatos danzantes por doquier.

A lo que respondo con la misma lógica pero en clave denuncia:
registro automotor abarrotado.cédula azul expectante.belleza simia en mostrador.trámite inolvidable.

Suena el teléfono en lo de Figueroa a las 12:42 horas.

- Hola mi amor, ¿qué estás haciendo?

- Hola Ricardo, mirá estoy con mil cosas, recién explotó el lavarropa asi que estoy tratando de ubicar a algún plomero que pueda ayudarme, también a una ambulancia porque Juanita se hizo un corte profundo en la pierna con uno de los pedazos que saltó, encima esta mañana encontré en el cajón de Martín una piedra de 500 gramos de marihuana y lo estoy esperando a que vuelva de la plaza que se junto con los amigos anoche y todavía no volvió, además hoy llamó mamá que al final no se hace nada el casamiento de Marina porque se enteraron que Rubén tiene otra familia en Neuquén y hablando de familias, me hice un evatest anoche, no quise contarte nada para que sea una sorpresa y estoy embarazada, mañana tenemos turno en el médico y...bueno.

- Ah... mirá vos, pero ¿qué estás haciendo... de comer?

martes, 4 de septiembre de 2007

Yo sólo guardo cartas viejas


En agosto del 2001, cuando contaba con unos inocentes 15 años cumplidos hacía poco más de cinco meses, le escribía esto a Manu Chao (transcripción textual para no alterar los rasgos característicos de la edad):

Para: Manuel Chao
Casa con terraza en un 3er piso
Barrio Gótico
Barcelona- ESPAÑA

Señor José Manuel Tomás Arturo Chao:
MANU,
"Hola, te escribo porque, no sé porque en realidad, será porque te estoy escuchando y me siento rara por dentro, tu música llena mi cuarto, mi casa, mi barrio, mis noches, días, atardecer: mi vida (bala perdida). Sos mi inspiración, mi alegría, tu música me hace sentir bien y me transporta a un millón de lugares al mismo tiempo (lugares lleno de callecitas de piedra, sol, vida y gente o solitarios, viajes, andando por una calle sin nada de qué preocuparse).

Creo que mi amor por vos o por llamarlo de una forma interés que siento comenzó cuando te vi ahi parado con tu guitarra y tu simpleza, lo más parecido a un níño y ya tenés más de 40. Me encariñé con vos, te hice parte de mis días, de mis pensamientos. Doy mi vida por charlar con vos, abrazarte y seguirte para siempre, por todo el mundo. Irme con vos, ese sería mi sueño si tengo que definirlo. Te siento como si fueses mi amigo, mi musa, pero lo más patético y lo que me causa aflicción es que vos no sabés ni que existo, y que nunca voy a poder verte de vuelta y me aterroriza pensar que algún día vas a morir y yo nunca pude conocerte.

Lo mío no es fanatismo porque odio ver a esas chicas desesperadas por un par de zopencos ñoños, yo siento otra cosa, sos como un amigo, me hice amigo tuyo por medio de las letras de tus canciones, esa fue mi forma de comunicarme y esa fue tu forma de comunicarte con el mundo, buscando un ideal.

Ultimamente me sentí un poquito decepcionada después de una nota que leí en la Revista Noticias de Argentina. Me sorprendió tu hipocrecía (sic), vos siempre hablás de un mundo ANTIGLOBALIZADO y yo no había notado que trabajabas para un multinacional y que tu canción nueva "Me gustás tú" (la cual detesto) se escucha hasta en la radio más cholula (sic) de mi ciudad. Me llena de rabia pensar en eso Manu.

Yo no suelo hacer estas cosas y me siento un poco boluda, no quiero que pienses que lo soy. Hay tantas cosas que me faltan y aunque un millón de veces escuche tu voz cantando van a seguir faltando.

Abrazos, muchos abrazos.
Hasta siempre... me despido de tu ausencia,


Cocó


Ay... qué adolescencia de la que adolescía.


Risa, me da mucha Risa y con mayúscula.


Hoy salgo corriendo a comprar el nuevo disco de Manu,


todavía no superé la pubertad.

lunes, 3 de septiembre de 2007

¿Quién eees?

El buenhombre chequeó en su papel la dirección y seguido a la numeración que buscaba, se encontró con una rígida puerta dorada en la que incluso podía ver reflejado su desgastado rostro.
Luego del timbrazo, comenzó un ruido que aturdió sus sensibles audífonos, pero nada sucedía, la puerta seguía en su lugar y el picaporte igualmente inmóvil.
Ningún valet venía a recibirlo en la entrada para pedirle su abrigo y ofrecerle un café.
Sólo un pasillo frío y de baldosas baratas compradas por cantidad y al costo y allá en el fondo, algo así como un ascensor que más bien parecía una heladera.
El señor trabajosamente subió al elevador, logró cerrar todas las cortinillas que le parecieron miles y presionó el botón que lo llevaría al piso correspondiente que, para cerciorarse, hubo también de verificar en el papel al cual estaba aferrado.
Sintió la sensación de gravedad mientras iba elevándose y el vértigo hizo tambalear su sombrero.
Una vez dentro del edificio, el buenhombre exclamó:
“Puertas… ¡puertas eran las de antes!”